viernes, 31 de marzo de 2017

La estación de trenes de los 20000 azulejos

En el post anterior prometí que entraríamos a conocer la emblemática estación de trenes de Oporto, la famosa Sao Bento..




Las estación de São Bento de Oporto es un verdadero tesoro. Nomás entrar - nosotros lo hicimos por una puerta lateral donde hay lockers para dejar un equipaje no muy voluminoso- te das casi de lleno con un despliegue de lo que unos pasos más adelante, serian ni más ni menos que 20.000 increíbles azulejos en azul y blanco portugués.


Estos azulejos hablan de la historia de Portugal y es lo que convierte a este impactante hall de entrada a la estación, en uno de los más bellos lugares a visitar, uno de los imprescindibles de la encantadora ciudad de Oporto.





Fue Jorge Colaço un magistral azulejista quien en 1906 puso manos a la obra para recubrir las paredes de la estación de trenes que recién una vez terminada, se se inauguró oficialmente en 1916.

En estas paredes vas a encontrar la entrada  del rey Jõao I junto a su esposa Philippa de Lancaster en Oporto en 1387 , la conquista de Ceuta en 1415 y también  la historia del transporte en Portugal.



Abruma tanta belleza.



Pero esta belleza imperante no desentona ni un poco con  lo que nos vamos a encontrar varios pasos adelante, atravesando el hall.


Una exquisita limpieza y una armoniosa serenidad. 




y una no menos preciosa plataforma de espera, galardonada por un ejército de columnas antiguas que hacían de ese espacio un precioso set de filmación para despedidas o bienvenidas románticas ( sepa disculpar querido lector o estimada lectora esta ensoñación, es que soy muy fantasiosa y muchas veces miro los lugares como escenografías de posibles escenas de películas. Amo el cine, vio?).



(No me digas que esta plataforma no da para inventarse cualquier historia de amor)

A mí en lo particular este tipo de estaciones de trenes tan cuidadas, como perlitas en medio de una ciudad,  realmente me ganan la voluntad y el deseo de montarme en cualquier convoy y mandarme un viaje en tren a casi cualquier lado. El  tren como medio de transporte me parece formidable y envidio no tan sanamente a los europeos que tienen la fortuna de contar con rutas ferroviarias que te llevan a todos los sitios. 

Pero bueno, no pierdo las esperanzas de que algún día nuestra preciosa patria vea desplegarse sobre su extensísimo territorio, múltiples recorridos en tren que nos permitan viajar muy cómodamente y de un modo seguro de norte a sur del país y desde la cordillera hasta el Río de la Plata. Qué lindo va a ser ese día!






martes, 28 de marzo de 2017

Vamos que volvimos: Oporto.

Lo prometido es deuda.
Después de un vuelo maravilloso por Iberia y de pasarnos un día te adaptación en Madrid- como es costumbre nuestra-  volamos a Oporto. Un vuelo corto que superó alguito más de una hora.
Tomamos un vuelo de Iberia Express. Y reservamos  - por un costo extra- los asientos de salida de emergencia que son más cómodos para estirar las piernas. Los dos pedimos pasillo, siempre!





El vuelo sin inconveniente alguno. Nos sorprendió lo moderno y grande del aeropuerto, teniendo en cuenta que Oporto no se trata de la capital del país luso.


Seguimos las indicaciones que llevábamos desde aquí y nos montamos en el metro, previa compra de los pasajes en el hall de aeropuerto. Vimos que esa mañana de mediados de enero estaba espléndida. Fría pero radiante.Y nosotros llevando sólo dos valijitas pequeñas, así que moviéndonos cómodos y livianos.( el resto lo habíamos dejado en el hotel de Madrid, al que volveríamos en una semana).


Hasta que no estuve allí no comprendí porqué las indicaciones que nos daban para llegar al hotel, sugerían bajar en una estación de metro "a todas luces" (ja!) más lejana que otra que, parecíamos tener a tiro de piedra. Hasta que no estás allí tampoco terminás de entender el entramado urbanístico de subidas y bajadas, que con buen tranco, no son tan exigidas pero que te despistan. Oporto es un sueño, una maraña onírica de subidas y bajadas, de fachadas a punto del desplome, que por lo mismo desprenden una belleza sin igual. Claro que te tienen que gustar este tipo de ciudades de contrastes fuertes pero en algún punto armoniosos. Nosotros nos volvimos amándola.
Llevábamos reservado el hotel Mercure Porto Centre. Muy buena opción. Pero muy buena! Dudé de la conveniencia hasta último momento. Los comentarios dispares en favor y en contra no me dejaban del todo tranquila. Tampoco sabía con certeza si la ubicación era realmente buena, pues resulto un acierto de cabo a rabo. 









Tomamos la mejor habitación y fue un golazo. Enorme, cama comodísima, las vistas desde la sala de estar estupenda, un baño amplio y muy limpio , muy buena calefacción y para quienes son gustosos dos televisores enormes , uno en cada cuarto. También  heladerita, cafetera y tecitos y cafés de cortesía.


Con esta vista arrancábamos cada mañana. Gloria bendita!







Está muy bien ubicado, cerca de la Plaza de Batalla. Linda con dos callecitas que -en lo personal- me súper enamoraron, pero no son precisamente de las del tipo Puerto Madero. Decadentes, "orilleras" y por lo mismo tan preciosas.


Desde esta Plaza, donde reina la Iglesia de San Ildefonso y desde la que se puede ir caminando muy cómodamente a toda la Oporto que estando de viaje querrás conocer, desembocás por un lado en la estación de metro el Bolhao con el que llegás  aeropuerto y, por otro,  en la calle Santa Catarina, peatonal y arteria comercial de la ciudad.


Cuando te ponés a andar y te encontrás con fachadas vestidas de elegantes diseños pictóricos realizados con azulejos en blanco y azul, si sos "fana" como yo de Colonia del Sacramento, todo va cerrando en el alma devota de ese espíritu estético portugués.


Los edificios son increíbles:Estilos Art Nouveau y Pombalino, que te sacan más de un suspiro.






A ponernos a andar, que tenemos que tener claro por dónde es que estamos ubicados,Ups!, comienzan las bajadas...o sea que pronto las subidas.


No me digas que estos tipos de fachadas no son como para dar puntpié inicial a una serie de los años 20, que tan bien podrían ser producidas por Netflix.
A que sí...!




Y estos edificios tachonados de diferentes azulejos de colores...? Otro primor.


Nos vamos acercando queriendo sin querer a un lugar de lujo.


A menos de 7 minutos andando, llegamos a la esquina de la famosa, y no por nada, Estación principal de trenes Sao Bento. Pero antes, de semejante cita, postales como estas son de un trajinar del cotidiano que te cuentan de cómo es posible andar todavía hoy con menos prisas.




Allá vamos... A pasitos de Sao Bento.


Buenopor hoy fue más que demasiado. Oporto merece una y mil veces ser visitada, te lo aseguro. El viernes la seguimos. Trataré de que nos encontremos por aquí los lunes, miércoles y viernes con mis habituales crónicas de viajes. Si te sumás, más que bienvenido/a.  Y a vos que siempre, siempre estás...qué decirte...GRACIAS!
A vos pampeana Sil...la que más!